| Tweetear |
Hace poco una amiga publicó en su cuenta de Facebook un artículo con el siguiente encabezado:
"8 de cada 10 mexicanos tienen una dieta restrictiva".
Sin pensarlo mucho ni haber leído la nota a profundidad comenté que eso se debía porque había mucha desinformación.
Mi amiga es vegana, por lo que inmediatamente preguntó a qué me refería, esto seguido de un emoji de sorpresa.
Fue entonces cuando leí la nota con detenimiento.
Como estudiante de nutrición, para mi una dieta restrictiva es una de esas que las personas se encuentran en internet, o se las recomienda la mejor amiga, o la tía, etc., para bajar de peso. Evidentemente estoy en contra de esto porque además de que suelen ser poco efectivas, muchas de éstas pueden llevar a graves daños en la salud de las personas.
Sin embargo, el artículo no se refería a esto precisamente, sino a que cada vez va en aumento el número de personas que se restringen de comer algún alimento en particular, ya sea por salud o por ética.
Lo cual significa que cada vez más personas se vuelven vegetarianas, veganas, o dejan de tomar lácteos, o dejan de comer gluten, etc.
Aún así, después de leer la nota, me quedé pensando en que el hecho de restringirse de todos esos alimentos no necesariamente te vuelve más saludable.
Mucha gente enferma por volver vegetariano estricto, y aunque varias personas afirman que hay gran cantidad de información para llevar este régimen sin problema (y esa puede ser una afirmación verdadera), lo cierto es que la gran mayoría de las personas no suele poner en práctica lo que lee (si es que realmente lo hace).
Y esto pasa por los mismos motivos que la gente omnívora no tiene una adecuada alimentación: factores ambientales, sociales, psicológicos, etc. Las personas alegan falta de tiempo, exceso de trabajo y muchas cosas más.
A lo que voy, cualquier régimen alimenticio puede llevarse a cabo de forma adecuada puesto que estamos hechos para adaptarnos y comer lo que tenemos a la mano; pero poca gente lo consigue, por esa razón creo que la salud no está en restringirse de un alimento o de otro, sino de llevar una dieta equilibrada con todos los grupos alimenticios (y ojo, esta dieta puede ser con carne o con ella, con lácteos o sin ellos, con trigo y sin trigo).
Y para esto hay que informarse bien.
Por ejemplo, a pesar de lo que muchas personas opinan, es mucho más fácil encontrar el hierro en el mundo animal que en el vegetal, lo mismo que proteínas de alta calidad. Esto no significa que no puedas ser vegetariano, sino que debes ser más consciente de la preparación de tus alimentos: siempre acompañar las hojas verdes con alimentos ricos en vitamina C, y mezclar cereales y leguminosas para generar buenas proteínas.
Más complicado se vuelve cuando no se incluyen lácteos en la dieta, porque además del calcio son fuente de vitamina D; pero finalmente, si consumen maíz nixtamalizado (y sólo este) tendrán una fuente de calcio, así como tendrán su dosis diaria de vitamina D si se asolean 10 minutos diariamente.
Y para todo esto se requiere práctica constante.
Al final mi amiga no estuvo de acuerdo conmigo, ella considera que ya hay bastante información en Internet. Yo insisto en que si se va adoptar un régimen, el que sea, hay que acompañarse de un profesional de la salud.
