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Hace poco me encontraba viendo un excelente documental sobre los peligros de los dispositivos médicos y la forma exprés con que se aprueban hoy día. El programa habló en particular de tres casos: el envenenamiento por cobalto en implantes de cadera, la encarnación de mallla de propileno y el anticonceptivo permanente Essure.
Para quienes no lo conocen, Essure es un diminuto dispositivo que salió a la venta en 2001 y se anunciaba como toda una revolución del mundo anticonceptivo: un pequeño resorte de titanio, permanente, que evita el embarazo y que se implanta en consultorio sin anestesia, cirugía, ni efectos secundarios... o eso nos hicieron creer.
Y es el que dispositivo es sumamente fácil de implantar y la mayoría de las mujeres no tiene efectos. El tornillito de titanio, níquel y otros metales se implanta en las trompas de falopio mediante una gran pistola, y a partir de ese momento el aparato provoca tal reacción de inflamación que comienza a cubrirse de tejido tapando el conducto, en otras palabras y como dicen en mi país "la cosa se encarna".
Aunque los efectos secundarios pudieron verse desde el inicio y en las pruebas de ensayo, Bayer se encargó de minimizar las declaraciones que las mujeres hacía respecto a las dolencias: dolor abdominal, migrañas, sangrados irregulares o excesivos con coágulos, fiebre, infecciones vaginales y urinarias, y un largo etcétera; sin contar con que varias de ellas ni siquiera tuvieron el efecto anticonceptivo buscado.
¿Qué hay de aquellas mujeres que tienen efectos secundarios con Essure?
No hay forma segura de quitar el dispositivo. Para quienes han tenido la mala fortuna de tener encarnado algo (como una uña, por ejemplo), saben que a veces la única forma de desprenderse del sufrimiento es la extracción; pero en el caso del Essure, ya que está completamente adherido al tejido, sólo se puede extraer de forma segura extirpando las trompas. De lo contrario el resorte puede romperse o fragmentarse y provocar una interminable lista de malestares tales que la vida de la paciente se puede volver un infierno.
Así le ha pasado varias:
A una mujer el dispositivo se le movió al útero, provocando una seria infección uterina, al intentar extraerlo el aparato se fragmentó en varios pedazos a lo largo del espacio uterino y terminaron por encarnarse todos ahí y en otras partes cercanas al órgano; a pesar de que tuvo varias cirugías y una histerectomía, la paciente jamás volvió a tener una vida normal y quedó con secuelas permanentes, entre ellas relaciones sexuales dolorosas (en nota aparte, muchas mujeres fueron abandonadas por su esposos por este motivo).
En otras, han quedado insertas en ellas más de dos dispositivos, pues cuando la puesta de uno falla los médicos intentaban implantar otro (ya que el anterior era difícil de sacar sin causar daños mayores).
Unas más han tenido reacciones alérgicas al níquel, agravadas porque el carácter permanente del aparato.
En casos más raros, el Essure se movió a órganos como ¡el intestino!
Han sido tan graves los efectos que el Essure tuvo que ser retirado del mercado en Europa y justo este año se prohibió la venta en Estados Unidos gracias a la incansable lucha de cientos de afectadas. Sin duda esto quedará como un mal precedente en la historia médica.
Lamentablemente la venta aparentemente continúa en algunos países como México, por ejemplo, en donde todavía aparece a la venta por parte de distribuidores de equipo médico (http://www.sam-mexico.com.mx/essure.html) o en clínicas ginecológicas para su aplicación (https://www.clinicasabortos.mx/essure ó https://www.centroginecologico.mx/anticoncepcion.html), de hecho su página oficial todavía sigue online aunque con una advertencia: http://es.essure.com/
Grave que se siga distribuyendo un producto con tan terribles consecuencias.
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